Nuestros elementos humanos necesitan mantención. La teoría de la meditación entiende que nosotros, como seres humanos, estamos compuestos por cuerpo y mente que se relacionan entre sí como el software y el hardware lo hacen en la computadora. Sabemos, además, que si no le prestamos mucha atención a cualquiera de esos elementos, surgen enfermedades y el proceso natural de deterioro se acelera. Nuestro cuerpo necesita cuidado – agua, abrigo, ejercicio, comida. Y nuestra mente, nuestro mundo interior, nuestra conciencia, necesita su trato apropiado también. A este tipo lo llamamos Salud Mental o Cuidado Psicológico.

Para sensibilizarnos sobre nuestra propia salud requerimos experimentar la enfermedad. No hay de otra forma. Experimentar ambos lados de la moneda nos entrega conocimiento, y al enfermarnos entendemos que necesitamos cuidar cierto aspecto de nuestra salud que no habíamos atendido antes. Ver esto en nuestro cuerpo es fácil, un par de días de gripe bastan para prestar atención a las causas y tratar de prevenir la misma experiencia en el futuro. Para nuestra mente, cuando estamos agotados, estresados y en colapso, creando caos en cualquier aspecto de nuestra vida, es cuando nos damos cuenta de que tenemos que aprender a cuidar de ella.

La meditación es una de las formas más efectivas, la mejor medicina, de sanar nuestra mente (este artículo en el Harvard Health habla sobre esto). La relajación no solo es un aspecto clave del proceso, es, de hecho, la base de nuestra práctica porque es relajando que aprendemos a descargar nuestra mente de preocupaciones, problemas, emociones pesadas. Estas cosas son parte de nuestra vida diaria y dejadas sin supervisión causan estrés, ansiedad, problemas emocionales, insomnio, problemas digestivos, etc. La lista es larga.

La medicina es tan importante como la prevención. El ciclo del conocimiento no se completa, la lección permanece sin ser aprendida hasta que no solo sanamos sino que aprendemos a manejar y prevenir la misma experiencia desafortunada. Examinamos las causas y actuamos en consecuencia. Si sabemos que A produce B, y B no es algo que queremos experimentar muy seguido, desarrollamos estrategias para prevenir A. Si descubro que soy alérgica a la lactosa, busco las fuentes de ese componente y las evito o, si no puedo evadirlas, tomo una pastilla para disminuir y manejar los síntomas y efectos. Tan simple como eso.

Podemos comenzar a ocuparnos de nuestra salud psicológica haciéndonos un par de preguntas y así chequear cómo va todo. Estas preguntas no agotan el asunto en sí, hay más que se pueden hacer, pero son un buen punto de partida:

Las respuestas a estas preguntas son claves para el bienestar psicológico, y pueden ayudar mucho a aclarar el lugar donde hay que actuar para cuidar adecuadamente la propia mente. Después de todo las cosas que pesan en nuestra psiquis tienen un gran impacto en la forma en que lidiamos con nuestro trabajo/estudios, relaciones, deberes y la vida en general. Ellas pueden crear caos o paz, depende de nuestro cuidado.

“Nubes llegan flotando a mi vida ya no para traer lluvia o dar pie a la tormenta, sino para agregar color al atardecer de mi cielo” Rabindranath Tagore [traducción del original de la autora]

*En Santiago, Chile, se impartirá un curso de meditación y mindfulness en Marzo 2018 para examinar estos temas y más. Si quieres más información puedes revisar el evento  o escribir a chile@peacerevolution2010.org

Créditos de la imagen @soarescastrodf