La revolución de paz se cimienta en cada uno

Las técnicas meditativas orientales cautivan por igual tanto a científicos, neurólogos y psiquiatras; niños, jóvenes y adultos; ateos y teístas. La vista buena de la ciencia hacia la meditación que está redefiniendo el estilo de vida occidental. En argentina existe una ONG internacional que se encarga de difundir gratuitamente los conocimientos sobre meditación, organizar retiros y dar becas en destinos como Tailandia, Guatemala y Perú.

Ana Laura Lloveras, representante argentina de Peace Revolution – la ONG en cuestión- nos cuenta sobre cómo incursionó en el mundillo de la meditación, en qué consiste su práctica y cuáles son sus beneficios.

La  ciencia está cientifizando a Buda. Hay un cuerpo que dice basta y una mente que necesita más calma. Oriente garpa. Los occidentales miramos cada vez más a Oriente. Son varios los motivos que me llevan a escribir esta nota. Y, a su vez, son varios los inicios que esta nota tiene.

Uno podría ser hace unos  años atrás en Tailandia, donde un grupo de monjes del templo budista Dhammakaya resolvieron que sus conocimientos sobre el  control mental debían ser abiertos al mundo. Así crearon, sin religión, ni líder mesiánico, ni mercantilización de prácticas antiguas, Peace Revolution. Revolución de paz, una organización cuyo motor es el karma. Eso es lo que los mueve a fomentar desinteresadamente cambios en la sociedad. Dar más de lo que uno recibe; dar sabiendo que de algún modo ese valioso servicio que estos monjes empezaron a brindar al mundo iba  a mejorar su karma; que todo eso que uno da, vuelve;  y que “cosechas lo que siembras”. De qué servicio estamos hablando? Videos en los que los monjes explican el arte de meditar, gratuitos y abiertos a cualquier ciudadano del mundo con acceso a internet. A los cuales después se les sumaria un sistema de becas. Y cursos. Y retiros espirituales. Y sedes y representantes en muchísimos países. Otro de los motores fundamentales de la organización es la idea de lograr promover la paz en el mundo. Por medio de la meditación llegar a la paz individual. Y esa paz individual convertirla en paz colectiva.

Enjoying the sun
Source: http://weightlossupport.org/

Otro gran inicio sería aquel primer paso que dio Ana. El día en el que ni su prometedora carrera universitaria ni su trabajo en una importante empresa multinacional satisfacían su simple y fundamental derecho a sentirse bien. Allí comienza en un viaje por Asia, donde al mejor estilo efecto dominó termina en las puertas del templo. El templo donde se estaba gestando Peace Revolution. El templo que le enseñaría a calmar su mente y vivir una vida más plena.

Y otro gran inicio también podría ser – y este es mucho más cercano en términos espaciales y temporales – el de mi encuentro con Ana.  Acá nomás, en Plaza Serrano. Específicamente en la Fundación Columbia, el lugar donde las fronteras del caos turístico comercial- donde la tilde del placer está puesta en lo externo y material- se diluyen con aquellas que delimitan las ansias de sentirse bien, dando paso a un espacio nuevo y novedoso, donde la búsqueda es interior. Limonada de menta y jengibre de por medio, Ana encarna lo que yo llamo la no-pretensión.  Ella no busca agradar, ni convencer. Ella solo se sienta enfrente mío con una sonrisa y una mirada frontal, sincera, directo a los ojos.

Por qué meditas. Es la primera pregunta que me nace. Habiendo leído que muchos abocados a la práctica meditativa lo hacen en búsqueda de la Iluminación o como un estadio más en “El camino de la Espiritualidad” espero recibir una respuesta del mismo tenor. Medito porque me hace bien. Simple y sincera, su respuesta me deja calibrando. Es el primero de varios comentarios de esos que resquebrajan el prejuicio. Ese que – por lo menos en mi caso- me hacía presuponer que la meditación iba de la mano del delirio místico.

Qué es meditar, es la pregunta obvia. Meditación significa menta tranquila. Es un estado mental. También se le llama al hecho de calmar los pensamientos, define Ana. Y ante dicha definición se desprende otra pregunta “¿Estamos muy lejos de esa calma? Cómo está nuestra mente?”. Imagino la respuesta pero sin embargo su:“Estamos un poco perturbados. Un poco idos”, me deja otra vez recalculando. Estar “idos”. Una buena definición para todos esos descuidos cotidianos, esas caras largas en el subte, esa falta de interés y sorpresa, ese ausentismo de toda empatía, de todo vínculo real, la falta de tiempo, la agobiante rutina. Me interesa saber qué es lo primero que se le cruza por la cabeza si le preguntan qué le produce la meditación, cómo es su experiencia enmarcada en unas pocas palabras. “Presencia. Eso me genera meditar: sentirme presente, conectada con migo misma y con mi interior.” Le pregunto si realizar la práctica de la meditación implica adoptar una nueva filosofía de vida.  “Va en cada uno. Yo no soy budista, para nada. Meditar no demanda un cambio religioso ni mucho menos. Peace Revolution acerca y enseña  la meditación sólo y simplemente  como técnica” responde Ana. No me termina de cerrar. Sigo indagando e insistiendo, convencido que algún cambio en uno, en la forma de ver el mundo o lo que sea, tiene que generar. Quiero saber en qué cambió su vida, más allá de lograr una mente más calma y una sensación de presentismo. “A mi la meditación me permitió conectarme más conmigo misma. Saber qué me pasa y a partir de ahí empecé a darme cuenta qué situaciones y personas no me hacían bien. Así vas cambiando y conectando con todo eso que verdaderamente sí te hace bien.”Dato no menor/ nota al pie/ subrayando a Ana: la meditación puede hacerte dar cuenta de si estas frecuentando con gente tóxica  que no aporta nada a tu vida. Bien. Y más si también te hace dar cuenta de esas personas que sí te llenan. Parece mentira, pero nuestro sistema de percepción intrapersonal está un poco averiado. Unos arreglos naturales no vienen nada mal.

Peace Revolution se propone fomentar la paz en el mundo. No es un poco demasiado? No roza lo utópico? Es posible? “Desde mi experiencia meditar me da paz. Si es un poco utópico… También me lo pregunto. Pero me surge otra pregunta: por qué no intentarlo? Que perdemos haciendo el intento de fomentar un mundo más pacífico?”

Le agradezco a Ana por lo bien que me hizo  asistir a la meditación de esa tarde en la Fundación Columbia. Allí  ella ofició como guía en la meditación, como cada domingo de la semana. La clase es abierta y gratuita, con la consigna de que – quien pueda- acerque a la fundación un alimento no perecedero. Lo que se junta es enviado o diversas ONG, como la Fundación Si. Le trasmito no solo mi agradecimiento sino también mi asombro. Es gratis, no necesitas más que una serie de pasos a seguir y  terminas en un estado de quietud y bienestar más que placentero. Cómo se logra eso?.  Pero me hubiera gustado preguntar algo así como: ¡¿Qué clase de poder mágico tenes para dejarnos así de tranquilitos y felices?! Pese a que dije lo primero y no lo segundo, ella capta este dejo de sorpresa y asombro en mi pregunta verbalizada y me explica cuan sencillo es:“La clave es que nos enfoquemos en un solo pensamiento. En una sola “cosa”… ya sea un mantra, una visualización. Así el resto de los pensamientos que nos agobian a diario se van callando, calmando, alejando; porque la mente solo puede enfocarse en una cosa a la vez.Lo bueno es que toda esa calma y plenitud que alcanzamos está ahí, en el centro de nuestro cuerpo. Podemos volver a recurrir y a conectar con esa energía cuando nos lo propongamos. Es algo que está adentro de cada uno. “ Y la palabra en otro idioma que repetís…”. Samma arahang! Es una palabra en sanscrito que significa “el camino correcto hacia una mente calma”. Es un mantra: eso que repetimos para que sea nuestro foco de atención  durante la meditación. Una herramienta más para calmar la mente.

Al ser la representante de Peace Revolution imagino que tenes muchas responsabilidades. Representas una organización internacional, sos la cara argenta de la ONG. Me contaste que organizan retiros, otorgan becas, están preparando la llegada del monje para fines de año… La pregunta es: cómo es el clima laboral en una organización  tan grande y con presencia en tantos países? El clima laboral… cómo es?  “A ver, mi jefe es un monje”. Humor, chispa y realidad. Obvio que el clima laboral es increíble. Me siento muy cómoda y contenta” Pienso en qué loco sería si todas las grandes multinacionales estuvieran constituidas por directivos y miembros que practiquen la meditación. La palabra “jefe” y “monje” en una misma oración es cómica por lo impensada. La idea del jefe insoportable esta instalada en el inconsciente colectivo, pero la meditación rompe nuevamente lo instalado. Rompe la rutina, rompe el stress, rompe la inconexión con uno mismo.

Y también rompe prejuicios.

Cuando uno de los monjes de Tailandia visitó Argentina el año pasado tuve la suerte de poder asistir. Y no salí de mi asombro durante toda la conferencia. El tipo-  más allá de su vestimenta zen color naranja-  es un tipo 100% común. Fue recepcionista en un hotel y después se hizo monje. Es simpático, abierto y comunicativo. Esa vez llegué unos 15 minutos antes y vi cómo el monje se divertía repasando las diapositivas en la Tablet. Vale abrir un paréntesis para mencionar la afinidad del templo con la tecnología. Es su herramienta por excelencia para difundir paz. “Hola revolucionario de paz” dice el monje al inicio de los video- tutoriales que son de dominio público en internet. Y es que esa es la invitación que hace Peace Revolution. “Creemos que la forma de llegar a un mundo más pacífico es cultivando la paz interior. Y esa paz interior se consigue gracias a la meditación, gracias a ese estado de tranquilidad mental que meditar genera en uno. Sin dudas, la paz de todos se cimienta en uno mismo.”

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Finalizar la sesión de meditación y su posterior charla con Ana es tener que volver a ese caos cotidiano. A las calles atareadas de turistas, al transporte público y al desfile de caras largas que ya son parte del paisaje urbano. Sin embargo, me acompaña la sensación de bienestar post-meditación. Y también me acompaña la promesa de que, allí en la Fundación Columbia, puedo volver a sentirme presente y conectado conmigo mismo.  Ver los videos explicativos que suben los monjes desde Tailandia, es otra gran opción para no sucumbir en la locura generalizada. Pero en definitiva, la paz interior no está más que adentro de uno. Cuando tenga que enfrentar la a veces complicada y vertiginosa vida… Que mejor buscar adentro mío ese camino hacia una mente calma.

by Joaquin Fiorini

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